Carpe Diem para mi, Carpe Diem para vos.

Pudo ser un día más, pero no fue un día más.
El cosmos tramaba algo especial.
Y el viento ocultaba, inquieto, el rumor de lo que nos estaba por pasar.
Algo extraño en tu manera de actuar “¿Te puedo besar?” fue tu pregunta explosiva y mi risa nerviosa te hizo pensar.
Nada que ver. Nada que hacer. Nada que perder.
Caímos colgándonos de un beso. Del beso más tierno que se dio jamás.
Ya no hablamos sin mirarnos la boca. Hemos saltado, hay que nadar.
Una grieta en una historia de dos.
Un día común que giró sorpresivo revelando el comienzo de algo mejor.
Quién mueve estos hilos? Quién escribe el guión?
Aprovechemos el día, vos y yo.

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