Mis ganas de siempre buscarte.

Pedacito de amor delitante, colgada de tu cuello.
En sábado de lluvia a las cinco de la tarde.

Sabe Díos cómo me cuesta dejarte, y te miro mientras duermes.
Más no voy a despertarte.

Cuántas veces quise hacerlo bien, y pequé por hablar demasiado.
No saber dónde, cómo, cuándo, ni por qué.

Que soy una mujer en el mundo que hizo todo lo que pudo.
No te olvides ni un segundo.

Que eres lo que más he querido en la vida. Lo que más he querido.

1 comentario:

Little Lotte dijo...

¿Acaso no duele aceptarlo?