Ninguna otra cosa parece importar mientras descansamos juntos a la luz de la luna. El tierno calor de tu cuerpo y el sabor de tus besos me llenan de dicha. Por eso es que tanto me duele cuando no me llamas y regresas a tu otra vida en la que yo no quepo. No me quiero quejar, porque darte mi mundo basta, pero sin ti, la noche no es nada.
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